Escucho 300 voces y veo 100000 manos.
Las aparto y me centro en sus ojos. Intento perderme en esa mirada. Busco refugio en trincheras, fugaces como hadas.
13 manos negras me desgarran y me escupen humo. Me arrastran a un pozo que sabe a vómito y a grumo.
Preparo mis rituales chamánicos como druida, mas no le encuentro forma ni sentido a esta vida.
Respiro aún mudo. Hago acopio de todas las herramientas que forjé. Desenvaino la espada, aprieto el escudo.
Miro a la bestia a sus múltiples ojos y no me preocupo, me ocupo.
Vamos, aprieta, cabeza alta, mirada al frente, junta tus miedos en un ramo. Lame las lágrimas que chorrean y úsalas como fuel para lanzarte contra las voces, que se desperdigan como cuchillas sin amo.