miércoles, 7 de octubre de 2015

Capítulo 11: "21 gramos"

Numerosos experimentos indican que el alma humana pesa 21 gramos exactamente. Científicos y médicos interesados en el tema, pesaban a pacientes moribundos antes del fallecimiento y justo después de que se transformara en finado. La diferencia de peso era siempre de 21 gramos. Da que pensar. Algunos achacan esos 21 gramos a proceso neuronales que provocan un campo electromagnético que en consecuencia produce cierta masa. Tras la muerte cerebral del paciente (muerte clínica bajo muchos baremos) ese campo deja de funcionar y en consecuencia, desaparecen esos 21 gramos. Pero esa hipótesis es solo eso, un hipótesis. Algunos nos decantamos por el simple hecho de que existe una pérdida de masa tras la muerte, y que a esa masa le podemos llamar X, o tal vez Alma.

Vamos!, una más, ya casi  has terminado.
Vamos! empuja, si no puedes tú, nadie va a hacerlo por ti.
El alma de Fran parece hablarle desde el país de Nunca jamás.

Los músculos del hombro y pecho de Fran se tensan. Las mancuernas bambalean a ritmo de vals. Un movimiento oscilatorio armónico simple hace redirigir la estructura neuromuscular de Fran mientras torea ese par de mancuernas de 45 kilos. el banco plano no miente, no deja dudas. Las personas te pueden fallar, pero dos mancuernas de 45 son SIEMPRE dos mancuernas de 45.

Se establece una relación sincera entre las mancuernas y Fran. Ellas saben el poder que tienen, en lo que te pueden convertir, en lo que te pueden destrozar. Fran las sostiene encima de sus cuadriceps, se dispone a hacer press mancuerna en plano. El primer paso es el más difícil, tumbarse y subirlas hasta arriba. Mucho puede fallar, si el hombro falla, tu cara es víctima de un mancuernazo, olvídate de nariz y paletas. Si sufres una distensión muscular, tu pecho se desgarrará dejando una bonita cicatriz.
No pasa nada, le susurra esos 21 gramos a Fran desde a dentro. Tú puedes con todo, si no puedes con esto, ¿cómo pretendes poder con el peso de tu vida?

Fran las aprieta fuerte, se  mira al espejo. Una gota de sudor le recorre la frente. Yo puedo con todo, soy una hoja al viento,  nada me puede parar. Pega un empujón se tumba acompañando a las mancuernas con las rodillas. Ya están arriba. Lo peor ha pasado, ya es mío. Nada me puede parar. El alma de Fran se acelera. Esos 21 gramos pueden con los otros 4500 gramos en cada mano. Tiras desde dentro, empujas desde todo tu ser.

Abajo.

Arriba.

Una repetición. Ya es mío. Puedo con esto y con todo lo que me echen. Las venas del hombro sobresalen saludando al techo. La cabeza de Fran se enciende en rojo. La adrenalina se dispara. Un pico de insulina circula por su sistema.
Mis brazos son dos hachas. Dos barriles en llamas a punto de explotar.
Nada me puede parar, le repite reiteradamente esos 21 gramos.
Sube y baja el lastre 2 veces más. Después de eso Fran se vacía. Dos mancuernazos al suelo.
Resopla, coge aire, bebe algo de agua. Te lo has ganado, eres un puto animal, nada te puede parar. El alma de Fran le susurra... Ya pasó, ya lo has conseguido. No tienes que demostrarle a nadie nada más, solo a ti mismo. Ni siquiera a ese insolente ciclado que te mira de reojo. A ese que se mira al espejo 15 veces antes de hacer un ejercicio. A ese que no sabe que tú no lo haces por tener un físico apolíneo, si no por curar tu alma. Ese que no sabe que para curarte por dentro, la única herramienta que tienes es intentar curarte por fuera y esperar a que algo llegue a través del pecho. Tú ponte fuerte por fuera, algo llegará hasta esos 21 gramos.

Muchos te critican. No entienden que esta terapia es lo único que conoces. El poder del acero lo llaman. Es fácil amar a un chico fitness que imparte clases de zumba. Pero solo algunos están preparados para amar al acero, a los 45 kilos que nunca mienten. Solo algunos están preparados para amar el caos y la decadencia.




NO PAIN NO GAIN

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Delirios del chamán by Jesús López Rodríguez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.



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