domingo, 26 de agosto de 2018

Capítulo 23: "Amor Líquido"

Fran y Raúl se encuentran en las playas de San José, Almería. El viento enviste sin mesura a un paisaje de ensueños que enmascaran lo oscuro del mundo.

Raúl se ha llevado a Fran a una de sus playas favoritas, de esas de las que hay que escalar un poco y jugarte el pellejo para llegar a la "calita" mágica, escondida de la plebe de borregos domingueros, sin neveras, sandias, sillas plegables ni sombrillas.

A Fran le han dado el alta en el hospital Virgen Macarena. No sin antes decir que es bajo la responsabilidad de Raúl, la única persona de confianza que no lo abandonó en ningún momento. Los médicos temen que pueda intentar suicidarse de nuevo; pero ahora Raúl lleva las riendas. Raúl se acaba de convertir en el responsable de que se cumpla el "punto y coma" y no "punto y final"  de Fran.

El viento levanta un poco de arena fina y blanca de esa playa almeriense que tiene la propiedad de parar el tiempo. El mar ruge sin mesura para dar la bienvenida a los dos amigos, acompañados de una botella de agua, otra de vino Abadía Mantrús del Mercadona y un pequeño altavoz bluetooth para el móvil.

Por el altavoz suena Aaron Lewis "So far away "  cuando empieza el estribillo, Fran escucha:
"que alguien me pellizque porque debo estar soñando"
Fran y Raúl llevan como veinte minutos desde que llegaron a la playa y ninguno ha mediado palabra alguna, justo hasta este momento. Fran se pronuncia y rompe el estallido del sonido de las últimas olas:

- ¿Raúl has sentido alguna vez que el tiempo se para y que eso no puede ser la Realidad porque es demasiado hermosa? Es como si renegáramos o denigráramos la realidad cuando esta presenta su divinidad.

- Alguna vez sí Fran. Ese sentir es una marca en el cinturón, digna de recordar. Por cierto, ¿Cómo te encuentras ahora? ¿Los pensamientos rumiantes de esa mujer idealizada que tienes, se te han ido ya?

Fran se presenta meditabundo y recuerda la última sensación que tuvo de cuando creía estar soñando, porque el mundo se le presentaba maravilloso, y se sincronizaba con la pregunta de Raúl, referente a lo de Ana.

Fran aspira el humo de su cigarro de liar con papel natural y se pierde en un sentimiento que lo hace parecer fuera de sí. Raúl está acostumbrado a esa reacción de Fran y le deja tiempo para su mundo interior.

Mientras, en la mente de Fran aparece un monólogo interno con ese ser al que idolatra...

Lo confieso, tengo miedo!. Quítame por favor! Quítame tu olor de mi ayer.

Bórrate-me tu sonrisa de mi recuerdo, que se quedó enconada y no sale ni con psicofármacos.
Aunque me llames cobarde, porque aunque ya lo sé, que no existe más fuerza que la que sale desde mi fragilidad. 

Quítame, mi Ana invisible. Quítame tu sabor, que todavía puedo paladear desde mi sinestesia, cada vez que te veo en una foto. 

Porque no existe más sensatez que la que sale desde mi locura tambaleante. Tambaleante como ese movimiento oscilatorio armónico que me sale de las tripas.

Bórrame tu suspiro de mi oído, porque de lo contrario se romperá ese pacto de amor líquido que nos hicimos desde nuestra anti-cordura. Porque el sonido de tu respirar me parte por la mitad y me llena de un centenar de seres de fantasía que me anclan a la niñez. Porque desconfío de mi compromiso y porque ya se me olvidó eso que llaman amar.

Porque el pacto de aquello que bautizamos como Amor Líquido, consistía en disfrutar el momento solo mientras este durara. Después, todo volvería a la "realidad". Ja! Como si aquello no fuera real quizás! ¿Qué ocurre? ¿Qué estamos tan acostumbrados a vivir como el espantapájaros, que en el momento que alguien nos "desclava" lo llamamos No-realidad?

Además, ese Amor líquido es una trampa, a ver quién consigue quitar tu recuerdo de mí hoy. Dijimos que se quedaría solo en ese momento, pero las esencias son eternas cuando se reciben con cariño. NO! me niego, ahora borra tu olor de mi ayer! arráncalo para Nunca Más. O dame tiempo a aprender como disfrutar de él como solo un recuerdo. Dame tiempo al menos para digerir ese amor que no se puede embotellar y aprender a sentir de una manera más consciente y consecuente con el sentir mismo. 

Perdona mis delirios y no me lo tomes en cuenta, ya que todo delirio tiene gran parte de fantasía añadida por el delirante .


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Delirios del chamán by Jesús López Rodríguez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.



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