Volver a empezar
Ayer salí a dar una vuelta con Fran.
Fran es ese colega que está hecho de un montón de cosas
buenas que, de alguna manera se han desordenado a lo largo del tiempo y han
quedado juntas de tal forma que el resultado es un desastre.
Hace falta tener a alguien como él a tu lado para recordarte
la capacidad que tiene el ser humano de sentir. Fran se apasiona tanto como se
autodestruye, agarra un atardecer cualquiera y lo convierte en el mejor
momento, mostrándote cada detalle maravilloso que tú no habías percibido y
luego coge un día cualquiera de una sosegada primavera y te explica como la
vida puede golpearte a cada minuto.
El parque no era ni muy grande ni muy bonito, pero tenía esa
sensación a vida que propiciaba conversaciones trascendentales:
-¿Que tal te trata la vida hoy Fran?
-No lo se, yo solo quiero volver a jugar como cuando era
niño, ¿sabes lo que te digo?. No recuerdo cuando perdí esa capacidad.
-Bueno tío, es que ya no somos niños, es normal.
-No, no lo es. Todos necesitamos eso. Últimamente la vida
solo es eso... vivir.... y debería ser tanto más, debería ser como era antes.
Debería...
Fran se perdió una vez más en su sinfín de explicaciones
maravillosas que te hacen sorprenderte con la paleta de sentimientos con la que
podemos pintar nuestra vida. Quería animarle, decirle que todo iría bien y que
las cosas se arreglan. Pero es mentira. Mentir es lo que se me da bien, pero no
esa clase de mentiras que dañan a la gente y la hacen sentir estúpida cuando la
descubren. Sino de esas otras mentiras que cuando te las cuentan, te abren un
nuevo abanico de posibilidades y cuando, más tarde, descubres la verdad oculta
piensas, “¡Que cabrón, a esto te referías!” O “¡Me engañaste, pero gracias!”.
No todo se arregla en esta vida, a veces hay cosas que se
rompen para siempre, es la magia de vivir dicen. Si no hay irreversibilidad, un
fin absoluto, nada tendría valor. En Fran hay muchas cosas rotas, y no se
cuantas de ellas tienen arreglo, pero tengo mi mentira preparada para el.
-Sabes tío, una cosa es segura. No estamos preparados para
pasarlo mal eternamente y siempre hay una forma de volver atrás y recuperar lo
perdido. Siempre se puede iniciar de nuevo el camino, solo hay que encontrar el
momento y el lugar.
-... (Fran asintió como el que oye sin escuchar)
-Este... este sitio es un magnífico lugar para volver a
empezar.
Fran no dijo nada, pero parecía satisfecho. Miraba el parque
mientras atardecía con un sinfín de posibilidades por delante. La mentira había
hecho efecto, Fran y yo nos separamos.
No siempre se puede recuperar lo perdido, volver atrás no
siempre es volver al mismo punto en el que estabas. Con cada camino, recorres
una vida nueva, a veces es la misma con matices, a veces es otra distinta en la
que llevas todo lo aprendido en tu mochila. Te he mentido amigo, debería haber
estado ahí a tiempo para decirte que lo único que no puedes permitirte es
perder aquello que realmente importa, porque no todo tiene solución. Pero no
llegué a tiempo y solo puedo ofrecerte esto... y cuando vuelvas atrás y
termines de recorrer tu nuevo camino verás que, efectivamente, la vida siguió,
que no podemos estar mal eternamente y que recuperaste aquello que te faltaba
solo que, quizás, de tarde en tarde, lo mirarás con melancolía sabiendo que no
es exactamente el mismo trozo de ti que quedó atrás, si no uno nuevo...
distinto.
Eres un gran tipo Fran. Somos tan distintos por fuera, pero
igual de rotos por dentro. Te deseo una bonita mentira y un camino lleno del tú
que faltaba antes. Al fin y al cabo, una cosa es cierta...
... Este es un buen lugar para volver a empezar.

Delirios del chamán by Jesús López Rodríguez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
P.D: tengo mucho que aprender de ti. Ojalá pudiera contarme
mentiras a mi mismo.
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