Capítulo 18: "Universo paralerdos"
- Y es que es difícil levantarte cuando el alma se te muere.
- ¿Qué dices Fran? a veces pienso que lo que realmente
necesitas son dos buenas ostias para que espabiles.
- Claro Raúl, y todo solucionado. Me sorprende tu brillantez,
no sé cómo no se me había ocurrido antes. De hecho, deberíamos montar una
clínica. La llamaremos "Las dos
ostias que necesitas" y desbancaremos a todas las consultas de psicólogos.
El rostro de Fran se apuntaló sarcástico y triste por la
frustración que le acababa de producir el saber que uno de sus mejores amigos
no lo entendía. Pero claro, sabía que tampoco podía juzgar a Raúl, si ni él
mismo Fran se comprendía a veces.
- Bueeeeno picha, no te pongas así. Además, ¿sabes qué hora
es?
- No sé, las doce y media o así.
- No señor!, es la hora mágica, la hora de la
cerveza.....justo aaaaaaaahora! las doce y treinta y cuatro.
- Anda! ¿y porque esa hora justa es la hora mágica?
- ¿No lo ves Fran? doce y treinta y cuatro. Uno ,dos, tres y
cuatro. Magia!!! JAJAJAJAJAJA!
- JAJAJAJAJAJA! venga bastardo, vamos a por una birra.
Fran y Raúl paseaban por el puente de Triana en dirección
hacia el centro de Sevilla, mientras vagabundeaban con conversaciones típicas
de ambos. Aún Raúl no le había contado que se acostó con Ana. No se veía
preparado, ni sabía cómo se lo iba a tomar Fran. Después de todo con Fran nunca
se sabe, unas veces está arriba, otras abajo y otras ni siquiera está.
En la mente de Fran se veía a él mismo en una terraza con
vistas al mar al anochecer. Respiraba profundo el humo de su última cosecha, Cream Caramel de segunda generación. Sus pies descalzos lo conectaban con la
Tierra, su mirada perdida lo adecuaba a la inmensidad del mar. Su respirar
profundo y pausado lo anclaba en el aquí y el ahora. De pronto despertó.
- Fran que te me vas!!
- Sí, perdona...andaba con la cabeza en otra parte... Raúl, ¿Te
has preguntado alguna vez para qué vivimos?
- ¿A qué te refieres?
- Me refiero al sentido de la vida. A la típica pregunta de
por qué estamos aquí.
- Sí, alguna vez, pero se me quita la pasión por preguntarme rápidamente, jejejeje!
- Pues yo creo que esa pregunta no tiene mucho sentido. Yo
creo que la clave es preguntarse ¿para quién he vivido? Es decir, al final
importa muy poco lo que hagas en este mundo. Lo verdaderamente importante no es
el yo, ni el tú, es el nosotros. O, afinando un poco más, el yo sentido a través
del otro. El cómo soy yo en mi mismo a través de ti. No sé si me explico.
- Síiiiiii, perfectamente.
Raúl reía con sarcasmo
- Dios santo Fran!, a veces no te entiende ni tu padre!
- Sí, jejejeje! puede ser. No sé Raúl, me refiero a algo
parecido a lo que piensan algunas tribus africanas.
- A ver, ilústrame.
- Pues resulta, pasa y acontece... [a Fran le encanta empezar
sus historias así, como habéis podido comprobar] ... que en algunas tribus
africanas piensan que el cuerpo humano no acoge a toda la persona en sí. La
persona es muuuuuuucho más que lo que cabe en su cuerpo.
Y en relación a ese
pensamiento, me he planteado la pregunta clave de que ese "de más" de
nosotros mismos que no cabe en nuestro cuerpo puede ser el nosotros en el otro.
El nosotros en esa persona querida. En tu madre, hermano, amiga, pareja, etc.
En
esa sincronía y sintonía emocional que aparece en algunas ocasiones entre dos
personas. Y en consecuencia la pregunta filosófica de cuál es el sentido de la
vida, la veo incompleta. Más bien sería ¿Para quién vivo? o ¿en quién vivo?
dentro de este universo paralerdos.
- Será universo paralelo.
- Entiéndase como se quiera.

Delirios del chamán by Jesús López Rodríguez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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