Capítulo 5: "Alcanzar la luna"
- Voy persiguiendo a la luna.
Dijo la joven niña de trenzas alocadas.
Linda risa aquella de la inexperiencia,
sonrojadas mejillas moteadas de pecas,
mirada dulce, inocente, plagada de ilusión.
Un sinfín de aventuras inundan su mente,
calan en lo más hondo, allá donde lo malo no puede
acercarse.
las conexiones neuronales entraman un andamiaje hacía la
fantasía,
hacía el sentimiento puro, hacia la verdadera esencia que a
veces se deteriora con la edad.
La ingenuidad de la infancia consigue elevar los sueños de
forma natural, simple y directa, sin necesidad de ansioliticos ni otros
fármacos del estilo.
La niña sonríe, la infinitud de su alegría expresada en una
sonrisa, cautiva el alma del cuarentón empresario.
- Pero no puedes alcanzar a la luna pequeña, está muy
alta.
Traje italiano, maletín desgastado,
un pequeño tatuaje que asoma en la muñeca, debajo de los
gemelos de su camisa.
En la silueta del tatuaje se aprecia una fina cicatriz, a la
altura de donde el reloj suele descansar. Oculto, para no recordar traumas
pasados anclados a la sin razón.
Voz áspera, fruto de años de castigar su hígado y sus
pulmones.
El experimentado de la vida se encuentra en calma, se
pregunta si es fruto de los antidepresivos o de la sonrisa de la niña.
- Pues sí, voy persiguiendo a la luna y sé que la voy a
alcanzar, solo necesito correr más deprisa.
La joven salta más y más alto.
- Algún día la alcanzaré y entonces te dejaré verla un
ratito.
El señor mira hacia arriba y descubre que es lo más
inteligente que se puede hacer en una noche como esta.
Nunca hay que menospreciar la inmensa seriedad que tienen
los niños cuando juegan.
El humo del cigarrillo se desliza hasta emborronar la luna
llena...
-¡Ves, ves, si el humo puede llegar, yo también
podré!
Finalizó la niña con la mirada llena de felicidad.

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Enhorabuena!! muy bien escrito! Me encantó!
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